¿Por qué la acumulación de sedimentos en cisternas puede ser peligrosa?

El agua que fluye por nuestras tuberías parece inofensiva. Abres el grifo, llenas un vaso y confías en que es limpia. Pero, ¿alguna vez te has preguntado qué ocurre dentro de los tanques de almacenamiento, esas cisternas que garantizan el suministro constante de agua? Ahí, en lo profundo, ocurre un fenómeno invisible pero crítico: la acumulación de sedimentos.

Este problema, muchas veces ignorado hasta que es demasiado tarde, puede convertirse en un riesgo tanto para la salud como para la infraestructura. Veamos por qué.

El enemigo silencioso: sedimentos en el agua

El agua que llega a nuestras casas no es un líquido químicamente puro. Contiene minerales, materia orgánica, pequeños residuos y, en algunos casos, microorganismos. A lo largo del tiempo, estos elementos se van depositando en el fondo de la cisterna, formando una capa de sedimentos (partículas sólidas que se separan del agua y se acumulan con el tiempo).

Imagina una olla en la que hierves agua con sal. Si la dejas evaporar completamente, notarás que en el fondo queda una costra blanquecina. Algo similar ocurre en las cisternas, solo que en mayor escala y con una combinación más variada de residuos.

¿Cuál es el problema real?

Aunque pueda parecer un simple residuo inerte, la acumulación de sedimentos en una cisterna trae consigo una serie de riesgos que pueden afectar directamente la calidad del agua y la seguridad del sistema de almacenamiento.

1. Contaminación microbiológica

El agua estancada y los sedimentos crean un ambiente ideal para la proliferación de bacterias y otros microorganismos. Patógenos como Escherichia coli (E. coli), Salmonella o Legionella pueden encontrar en estos depósitos un refugio perfecto para multiplicarse.

Un estudio de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2021) señala que el agua potable almacenada en condiciones deficientes es responsable de una amplia gama de enfermedades gastrointestinales. A largo plazo, la exposición a estas bacterias puede generar brotes de infecciones que afectan especialmente a niños, adultos mayores y personas con sistemas inmunológicos debilitados.

2. Alteración del sabor, olor y color del agua

Un agua cristalina y sin olor es lo que todos esperamos al abrir un grifo. Sin embargo, la acumulación de sedimentos puede dar lugar a cambios perceptibles.

Las partículas en descomposición pueden liberar compuestos que alteran el sabor del agua, generando un regusto terroso o metálico. Además, algunos minerales presentes en los sedimentos pueden darle un tono amarillento o marrón, señal de que los residuos están en suspensión y estás consumiéndolos sin darte cuenta.

3. Obstrucción y deterioro de tuberías

Los sedimentos no solo afectan la calidad del agua, sino que también pueden comprometer la infraestructura de distribución. Con el tiempo, estas partículas se adhieren a las paredes internas de las tuberías, formando una capa que reduce el flujo de agua y aumenta la presión en el sistema.

Este fenómeno es similar a lo que ocurre con las arterias en el cuerpo humano: si se acumula demasiado material en su interior, el paso de la sangre se vuelve más difícil, lo que puede provocar problemas graves en el sistema circulatorio. De la misma manera, las tuberías pueden llegar a colapsar o requerir mantenimientos costosos si no se actúa a tiempo.

4. Reducción de la eficacia de productos desinfectantes

Muchos sistemas de almacenamiento de agua incluyen tratamientos con cloro u otros desinfectantes para mantener la potabilidad. Sin embargo, los sedimentos pueden interferir con estos tratamientos al absorber parte del desinfectante y reducir su efectividad.

En otras palabras, aunque el agua reciba el tratamiento adecuado, si hay una acumulación considerable de residuos, su capacidad para eliminar bacterias se verá disminuida. Esto hace que el riesgo de contaminación aumente incluso cuando se está aplicando un protocolo de desinfección.

¿Cómo prevenir la acumulación de sedimentos?

El mantenimiento periódico de las cisternas es la clave para evitar estos problemas. La normativa del Ministerio de Salud del Perú (MINSA, 2023) recomienda que los tanques de almacenamiento de agua sean inspeccionados y limpiados al menos cada seis meses.

El proceso de limpieza implica vaciar la cisterna, eliminar los sedimentos acumulados, desinfectar las paredes internas y asegurar que no haya filtraciones o acumulaciones de residuos sólidos. Es un procedimiento que, si bien puede parecer tedioso, garantiza agua potable de calidad y prolonga la vida útil del sistema de almacenamiento.

Reflexión final: ¿Cuándo fue la última vez que limpiaste tu cisterna?

Es fácil olvidar que el agua que usamos a diario pasa por un sistema de almacenamiento antes de llegar a nuestros hogares o negocios. La acumulación de sedimentos es un problema silencioso pero significativo, que afecta tanto a la salud como a la infraestructura.

Si no recuerdas la última vez que realizaste una limpieza de cisterna, puede que haya llegado el momento de hacerlo. En Neozol del Perú S.A.C., contamos con equipos especializados para el mantenimiento y limpieza de cisternas, asegurando que tu suministro de agua esté libre de impurezas y contaminantes.

Porque un agua limpia es el primer paso hacia un entorno seguro. Contáctanos hoy mismo para una evaluación sin compromiso.

 

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